
NO es NO. Nadie puede limitar el derecho al libre uso del espacio público y menos un consistorio municipal que debe tratar de gestionar, mucho mejor, los recursos y presupuestos municipales en beneficio de la ciudad.
Pero esta ordenanza no sólo atenta contra la libertad, va un poco más allá. Los supuestos abusos contra el civismo no los corrige con instructora mano de maestro; más bien impone, con rigor autoritario, un decálogo de supuestas actuaciones contrarias al civismo como abuso mediático y la democrática multa por ese desvío incívico.
Vamos, que protestar con toda la razón del mundo o manifestarse contra los abusos empresariales o los del propio poder va a reportarle al consistorio, al bolsillo de alguno o varios de sus glotones mandatarios, suculentos dineros.
Entonces... ¿no será más bien que estas medidas, esta ordenanza, no viene a paliar problema moral alguno sino más bien a multar económicamente las prácticas de libertades fundamentales recogidas en la Constitución? Y siendo así ¿para qué nos sirve la Constitución? ¿y los poderes políticos que deben garantizar la libertad de esa Constitución?
Sólo me quedo con uno de los muchos gritos de la manifestación del sábado 15 de diciembre en Sevilla: "Lo llaman democracia y no lo es..."
Salud.
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